El pecador, mientras la Luz de Cristo no le ha alumbrado disfruta de su pecado porque su conciencia está dormida, aunque conocemos su final.
Pero el que peca habiendo conocido a Cristo, no puede disfrutar del pecado porque El Señor le reprende por medio de Su Espíritu. Su conciencia, al estar activa está alerta, y se vuelve una tortura con cada desvarío.
Como diría un pastor: el creyente que peca, viene a ser el hombre más desdichado del mundo, porque ni siquiera puede hacerlo con la misma libertad del que nunca ha tenido un encuentro con El Señor. —SG
Fondo: Blanco — Gris
EL AMOR DE DIOS
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LA PALABRA QUE CAMBIA: Juan 3:16: Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se
pierda...
Hace 6 años.
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