POR QUÉ ORAR

Un hermano dice a su pastor:

—Pastor, no me dan deseos de orar ¿qué puedo hacer?
—A mí tampoco —responde el pastor.
—¿Entonces qué hago pastor?
—Hermano —continúa el pastor—, orar no es resultado de un deseo, sino de una necesidad. Interesante diálogo.

El Maestro Jesús dijo:

«Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.» Mateo 26:41.

Hermanos, aunque no sintamos deseos de orar, debemos hacerlo. Es la mejor decisión.