Un hermano dice a su pastor:
—Pastor, no me dan deseos de orar ¿qué puedo hacer?
—A mí tampoco —responde el pastor.
—¿Entonces qué hago pastor?
—Hermano —continúa el pastor—, orar no es resultado de un deseo, sino de una necesidad. Interesante diálogo.
El Maestro Jesús dijo:
«Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.» Mateo 26:41.
Hermanos, aunque no sintamos deseos de orar, debemos hacerlo. Es la mejor decisión.
EL AMOR DE DIOS
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LA PALABRA QUE CAMBIA: Juan 3:16: Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se
pierda...
Hace 6 años.